¿Funciona la terapia de juego?
¡La respuesta corta es sí!" Durante las últimas dos décadas ha habido un aumento significativo en la investigación sobre la terapia de juego y su eficacia está bien demostrada. Un estudio de 10 años realizado por Play Therapy UK encontró que se produjeron cambios positivos en entre el 74% y el 83% de los niños que participaron en terapia de juego. La terapia de juego es un enfoque estructurado con una sólida base teórica que aprovecha la inclinación del niño a jugar. La Asociación para la Terapia de Juego define la terapia de juego como "el uso sistemático de un modelo teórico para establecer un proceso interpersonal en el que terapeutas de juego capacitados utilizan los poderes terapéuticos del juego para ayudar a los clientes a prevenir o resolver dificultades psicosociales y lograr un crecimiento y desarrollo óptimos".
El primer uso del juego en terapia se remonta a principios del siglo XX. La terapia de juego se diferencia del juego normal en que anima a los niños a utilizar el juego para afrontar sus desafíos. En la terapia de juego los juguetes y juegos son el lenguaje utilizado para expresar pensamientos y sentimientos. Facilitada por la relación con el terapeuta, la terapia de juego ayuda a los niños a aprender conductas más adaptativas. Algunos de los beneficios de la terapia de juego incluyen mejores habilidades de comunicación, aprender a expresar sentimientos, modificación del comportamiento, mejores habilidades para resolver problemas y mejores relaciones con compañeros y familiares. Al proporcionar “una distancia psicológica segura” de sus desafíos y conflictos, la terapia de juego brinda a los niños la oportunidad de expresar sus pensamientos y sentimientos de una manera coherente con su desarrollo.
La terapia de juego funciona al permitir que los niños enfrenten sus problemas y desafíos en un entorno de apoyo de una manera apropiada para su desarrollo. Existen muchas estrategias para trabajar con niños en terapia de juego. A menudo los niños son capaces de descubrir sus propias soluciones para afrontar sus desafíos. En otras situaciones, el terapeuta proporciona actividades de terapia de juego estructuradas o semiestructuradas que promueven la competencia social y emocional. Los niños desde los tres años pueden beneficiarse de la terapia de juego y, a menudo, se utiliza hasta la adolescencia temprana. La terapia de juego se recomienda como la primera y principal intervención para una variedad de problemas infantiles como la depresión, la ansiedad y el trastorno de oposición desafiante. También puede ser un complemento útil para niños que padecen enfermedades médicas, TDAH, autismo y dificultades académicas. La terapia de juego es útil para los niños que experimentan factores estresantes en la vida, como divorcio, abuso, negligencia, muerte o desastres naturales.
Las sesiones de terapia de juego suelen durar entre 30 y 45 minutos. Los niños pueden asistir a tan solo 6 a 8 sesiones, o sesiones semanales durante un año o más. Si bien los padres generalmente no están incluidos en estas sesiones, muchos terapeutas infantiles se reúnen por separado con los padres para brindarles retroalimentación, apoyo y capacitación para los padres.
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